miércoles, 28 de marzo de 2012

Viejas glorias

La experiencia de llevar cerca de 50 años domando la música. Eso es lo que veo cuando John Cale surge en el escenario. Como si no hubiera público, el bagaje de sus cientos de conciertos habla por sí solo. La principal hazaña de este compositor fue fundar la mítica Velvet Underground junto a Lou Reed, banda que desapareció (por partida doble) por el choque de egos. Dicen que Reed tenía más genio que Cale… creo que no me habría gustado el cruzarme con él.



Una vez coge las riendas del teclado, bajo una luz que le presenta como a una divinidad, va al grano: ‘Good night’ y la melodía empieza a sonar.  La canción Captain Hook, del disco Sabotage (1979) da comienzo a la noche. Y no hace falta más para animar al público.

Este rockero que tiene 70 años recién cumplidos quiere mostrar que está ahí porque sus trabajos actuales le avalan, por mucho currículum que cargue en su espalda. Y cierto es, no tuvimos la ocasión de escuchar nada de Velvet ni de su mejor trabajo en solitario Paris 1919. En el Auditorio de Diputación se concentraban entre 200 y 300 personas. Un Auditorio que mezcla gente joven, que anhela fuertes caracteres y un estilo de música distinto al que se vende actualmente, con gente de otras generaciones que le recuerda por su influencia en los sesenta, época de la Velvet Underground. Nada de agolparse en primera fila, solo disfrutar con los sentidos de sus acordes que no por estar más cerca se escucha mejor.

Continúa el espectáculo con Bluetooth, que junto a Catastrofuck, Perfection o Hey Ray presenta el nuevo álbum, Extra playful. No hay parafernalias que adornen el directo: agua, ‘thanks’ y título de otra canción. Por su boca no voy a conocer a sus músicos, lo tengo claro. Dustin Boyer el guitarrista, Joey Maramba al bajo y Michael Jerome el excepcional batería, todos ofreciendo un buen espectáculo. De vez en cuando, Cale da su un toque propio a la función y advierte que no se le hagan fotos, no es amigo de las instantáneas. Y damos gracias de que no se marche del escenario (benditas las fuertes personalidades, o no).



Cale premió con canciones de trabajos de los ochenta, como Riverbank o Praetorian Underground, que tampoco ayudaron demasiado a despertar al público, aunque se pudiera notar algo más de movimiento. Su dominio de la guitarra acústica y de la española, fue el momento álgido de la noche.

Para terminar, Dirty ass Rock ‘n’ Roll, de Slow Dazzle (1975) que recibe una gran ovación por parte de los presentes. Nos preparamos para el bis. ‘¡Vamos Johny!’ corean algunos. Yo mismo empiezo a escribir y hago un hueco en la libreta para un bis que, tristemente, no llegó. Luces en el auditorio y la gente se marcha ¿Tiene licencia para dejar al auditorio expectante? El galo tiene que cuidarse la voz, es cierto. El simple hecho de verle tocar ya es un gran regalo, también es verdad. Por tanto, un ‘see you soon’ será lo último que recordemos de John Cale por Málaga.

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